Pasado, presente y futuro, usted elige
0El País comienza a sumergirse nuevamente en un proceso electoral, las elecciones se han convertido en un mercado por los votos y por los cargos públicos, a los cuales se aspira tanto para salir del desempleo o de la pobreza, como para incrementar la riqueza o satisfacer un anhelo de poder. Este año por voto popular elegiremos a las nuevas autoridades: Presidente de la Nación y Congresistas. Aparecerán los candidatos durante los próximos meses, algunos con la experiencia de haber participado en procesos pasados, otros, experimentando su primera vez en política, y nosotros los ciudadanos, iremos a las urnas para emitir nuestro voto, por lo que sería bueno preguntarnos, ¿será suficiente votar por el candidato de las mejores propuestas? o, debemos evaluar su perfil o cualidades básicas, estas últimas, orientadas a los principios y valores éticos, antes que las promesas y compromisos.
La ética se refiere al perfil, formación y conducta responsable y comprometida de los hombres. Más allá del conocimiento profesional que posean los candidatos, es importante que sean individuos que al ingresar al ámbito público, deban pasar por el filtro de la ética, a fin de determinar si son poseedores de valores y principios.
Debemos estar motivados a votar por los candidatos que sean honestos, éticos, responsables, que posean conocimientos y estén comprometidos con la comunidad, es muy importante conocer el pasado, presente y futuro del candidato, saber cómo han sido, como son y cómo deben ser, ya que gobernar con principios, compromisos y con responsabilidad, es construir el futuro de nuestros hijos. Nuestro voto debe estar basado en la moral, es decir, debemos elegir a nuestra autoridad, según la calidad de vida moral que lleva, considerando siempre a las personas que acompañan al candidato. Esto último es muy importante, porque de esta manera sabremos quienes conducirán el destino de nuestro pueblo en los próximos años. Recordemos el dicho popular: «Dime con quién andas y te diré quién eres».
Los antiguos griegos, que gustaban de practicar la filosofía, ante la pregunta: ¿Qué es mejor, el gobierno de los hombres o el de las leyes? Respondían que cuando las leyes son buenas benefician a la comunidad política, siempre que los hombres las respeten y las apliquen, pero ante la evidencia de que éstas no se respetaban, la respuesta era contar con hombres buenos, ya que éstos además de actuar correctamente en cada uno de sus actos, respetaban la ley. Para gobernar, pero sobre todo para gobernar bien, se requiere de personas con capacidad que estén por encima de sus pasiones o vicios y sean dueñas de sus actos.
Seres que comprendan que “el deber está por encima del poder”. Aristóteles decía en su obra “Política”, que cuando un individuo se encuentra falto de ética y ejerce el poder, no mide el alcance de sus actos y puede cometer acciones irracionales o bestiales. Frente a la idea de que el poder corrompe al hombre, y el poder absoluto lo corrompe absolutamente, se olvida o no se repara en la proporción en que el hombre corrompe al poder, en que el poder es corrompido por el hombre que lo ejerce, con temibles consecuencias para quienes lo sufren y para aquellos que lo ejercen.
Inmensos costos históricos estamos pagando, por la designación de una persona que no está adecuadamente preparada para el ejercicio del poder, lo que facilitó la incompetencia, la negligencia, el atraso…la corrupción. Exigimos un cambio, seamos protagonistas de él, que nuestro voto sea un voto consiente, para ello debemos tener en cuenta que la persona por la que votemos, posea básicamente el siguiente perfil: Conocimientos de la Gestión Pública, Aristóteles afirmaba que cuando los políticos obraban mal, lo hacían por ignorancia, porque no habían tenido la oportunidad de aprender en realidad para qué sirve la política, o bien porque no habían llegado a un nivel de conocimiento que les permitiera comprender que esta es una disciplina para el desarrollo humano, que la política es un instrumento al servicio del ciudadano. Lealtad a la Constitución, las Normas y a la Comunidad, es necesario recordar a la autoridad pública está para servir a la sociedad y no para servirse de ella. Poseedor de Valores Éticos, los políticos necesitan de valores éticos porque están más expuestos a la corrupción que otras personas, por contar con una margen mayor de discrecionalidad en las decisiones y en el manejo de recursos públicos.
El candidato al poder, debe centrar su discurso en la verdad y debe ajustar sus argumentos a los valores éticos de la vida, que son: La verdad, la justicia, la unidad, la libertad, la paz, la armonía y la solidaridad. Debemos entender que hay algo que no falla y es “la convicción de que -únicamente- los valores del espíritu nos pueden salvar de este terremoto que amenaza la condición humana”
Si bien la democracia permite la participación de todo ciudadano en la vida política, no es un sistema político perfecto, porque se acompaña de muchas deficiencias, entre ellas, el descuido de la ética y la moral en el perfil de los candidatos. Sin embargo, es demasiado fácil cuando el hombre inteligentemente reconoce que si moraliza su vida, entonces podrá contribuir de la mejor manera en el orden social.
Escrito por Iván Carrera Juárez.